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Claves para disminuir los conflictos con los niños
Antes de llegar al caos...
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Hágase la pregunta básica: ¿cómo quiero que funcionen las cosas? Cuéntele al niño por ejemplo que antes de pasar a la mesa hay que hacer pis, lavarse las manos y que no hay que levantarse hasta terminar. Aclare que esas son las normas en la casa.
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Y si el niño no cumple… tenga listos planes de acción, es decir acuerdos previos en los que el niño pueda saber cuáles serán las consecuencias de su conducta. Estos acuerdos enseñan principios de causalidad, sin vulnerar al niño. Los planes se pueden hacer incluso con los niños.
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Si el plan de acción no funciona porque al muchachito no le importa… tendrá que cambiar de plan. Entonces póngase creativo para inventar planes alternos: B, C, D …Z. Recuérdele al niño que ya habían hecho un acuerdo previo y utilice razones, por ejemplo: comer bien es importante para la salud, para aprender y poder jugar.
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Los chantajes emocionales no funcionan, por ejemplo decirle: no le pegues al hermanito porque me pongo bravo, podría traducirse en: puedo pegarle cuando tu no estés. En cambio, si el niño entiende razones, aprende a autorregularse.
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Cuando no funcionan los argumentos, usted tendrá que ser ejemplo de autocontrol, y pedir sin gritos y sin transformarse en monstruo del pantano (aunque el niño esté lanzando cucharadas de sopa en la alfombra) que tendrán que aplicar las sanciones que ya estaban establecidas en el plan. Por ejemplo, que ya no irá al parque, ni podrá ver tele.
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Sea persistente, a pesar de las lágrimas, y de todo lo frágil que pueda verse el chiquitín. Si usted le cumple al niño lo acordado, él entenderá que no tiene escapatoria y la próxima vez tendrá que cumplir su parte del trato. Su persistencia reafirmará la confianza del niño en usted.
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En los momentos de crisis, no se ponga al nivel del niño. Gritar más duro sólo logrará asustarlo, provocar pataletas y demostrarle que los problemas se resuelven con gritos. Si puede pida ayuda para neutralizar la situación. Y si por algún motivo pierde el control, no tenga miedo de reconocer su error después del conflicto, el niño podrá aprender también a reconocer sus fallas y pedir perdón.
Por: Myriam Ortega
Adaptado de Charla Normas y Límites de Nico Rojas.
¿Qué pasaría si en un viaje, usted llega al hotel en el que había hecho su reserva pero nadie lo está esperando?. No hay llaves, ni instrucciones, y usted tiene hambre, está cansado y no tiene otro lugar a dónde ir. Posiblemente tendría que invadir el sofá más cómodo del lobby, buscar en la cocina algo de comer y deambular en pantuflas por donde pueda para tratar de encontrar un baño, abrigo y todo lo que necesario. Y si al llegar el administrador del hotel, lo regaña ¿cómo se sentiría? Es una situación absurda, pero sirve para ilustrar un poco lo que ocurre cuando no preparamos a los niños para enfrentar vivencias nuevas (y cuando uno es niño, casi todo es nuevo, hasta uno). Si suponemos que los niños ya saben lo que esperamos de ellos en diferentes lugares y contextos, entonces cuando el “muchachito” decide hacer de las suyas en la visita, en el carro o donde sea… nos damos cuenta de que a lo mejor no le explicamos lo que esperábamos de él en ese lugar o evento.